Warren Buffett, uno de los inversionistas más exitosos de todos los tiempos, no siempre fue el modelo de calma y sabiduría que muchos admiran hoy. De hecho, en los primeros años de su carrera, reconocía que tenía grandes carencias en habilidades sociales y emocionales. Fue gracias a una simple pero poderosa lección de su mentor Tom Murphy que logró transformar su forma de liderar y tomar decisiones.
“Hace cuarenta años, Tom me dio uno de los mejores consejos que he recibido. Me dijo: ‘Warren, siempre podés mandar a alguien al infierno mañana’”, recuerda Buffett en el libro Getting There: A Book of Mentors, de Gillian Zoe Segal.
Aunque suene gracioso, este consejo encierra una verdad profunda: no todo necesita una respuesta inmediata. Aprender a pausar antes de reaccionar emocionalmente puede marcar una enorme diferencia en cómo se manejan los conflictos y se toman decisiones importantes.
Liderar con calma: un cambio de mentalidad
En una columna para INC., el coach ejecutivo y autor Marcel Schwantes analizó este cambio en Buffett desde la perspectiva del liderazgo emocional. Según Schwantes, el magnate aprendió a incorporar momentos de reflexión en medio de situaciones tensas. Y eso fue clave.
“La mayoría de las cosas no requieren una respuesta inmediata”, afirma Buffett, quien ahora sabe que detenerse un instante puede evitar decisiones impulsivas con consecuencias negativas. Esta pausa breve, de unos diez segundos, permite evaluar lo que realmente está ocurriendo, identificar las emociones detrás de una reacción y elegir una respuesta más consciente y empática.
De la reacción a la reflexión
La autoconciencia emocional no es solo una herramienta para evitar estallidos. Es una estrategia de liderazgo. Schwantes lo deja claro: “Una pausa de diez segundos antes de responder en medio de un conflicto puede evitar explosiones”. Esta práctica ayuda a construir entornos de trabajo más saludables, donde las relaciones se preservan y la confianza crece.
Entre las estrategias recomendadas, destaca una particularmente útil: esperar 24 horas antes de enviar un correo impulsivo o tomar una decisión emocional. Muchas veces, lo que parece ira esconde decepción, frustración o la sensación de no ser escuchado. Dar tiempo permite procesar esas emociones y actuar desde un lugar más racional.
Liderar desde la empatía
Otra herramienta poderosa en el desarrollo de la inteligencia emocional es la empatía. Preguntarse “¿Qué está pasando realmente con esta persona?” puede abrir la puerta a una mejor comprensión y comunicación. Daniel Goleman, uno de los principales divulgadores del concepto de inteligencia emocional, lo resumió así:
“Las personas razonables —aquellas que mantienen el control sobre sus emociones— son las que pueden crear entornos justos y seguros”.
Una lección para emprendedores
Para los que lideran equipos, toman decisiones difíciles o enfrentan conflictos a diario, esta lección de Buffett resulta invaluable: no todo debe resolverse en el momento. Tomarse una pausa, entender las emociones involucradas y actuar desde la calma puede ser lo que marque la diferencia entre una mala decisión y un liderazgo respetado.
Como dijo Tom Murphy, y Buffett nunca olvidó: “Quizás mañana no quieras mandarlos al infierno”. Ese pequeño margen de tiempo puede ayudarte a conservar relaciones, reputación y claridad mental. Y eso, en el mundo de los negocios, es todo.